sábado, 21 de febrero de 2009

Changes changes

Resulta, querido lector, que hoy fui a un concurso de debates.
Nuestro guía inicial, nos acompañó hasta la parada de autobús para llegar a la sede, teniendo que renunciar a la intención inicial de dejarnos ahí por un severo caso de bragueta rota. En fin. Proseguimos la marcha. Sumergida en un mare magnum de ideas, puedo decir que puse a trabajar como nunca a mi cerebro güevon.
No entraré en detalles acerca del porqué no ganamos -oficialmente, en mi corazoncito grillo, sí- sino que resumiendo, estoy en un estado de ánimo opuesto al del post anterior.
Todo lo que necesitaba era una salvaje sucesión de ideas, una tras otra sin piedad, sinapsis y más sinapsis.
Hoy decidí que definitivamente DEBO, TENGO QUE estudiar Pedagogía... Esperando pronto se diga Paidología... Wannabe Todóloga Profesional.
Y por último, debo decir que lo mejor del día -después del debate y de pasar a ver a cierta personita linda, aunque no en ese orden- fue que al llegar a casa, cansada, había un colchón frente a la puerta, esperándome...
Será que el hada de los colchones sabe que debimos ganar los debates?
Que sabe que me porto bien a pesar de querer lo contrario?
O que mi colchón estaba tan aguado que uno podía sentirse ir entre las vigas de la cama?
Que necesito olvidar las cosas ocurridas ahí -viejo colchón-?
O habrá sido el ropavejero dadivoso?

1 comentario:

Lector dijo...

El ropavejero viste de hada y te espía por la ventana. Lo sabe todo y en las noches trabaja de voyeur, vela tu sueño y cuando has caído rendida por refutar ideas y palabras, se marcha a Garibaldi. Trabaja de mariachi y corretea autos en el Eje Central.
El colchón no era para ti, ni para tu abuela; era para él, para después de la mariachiza, de las serenatas y el exceso. Lo dejó fuera de tu casa por que le dio el dolor en la ciática y no lo pudo subir a la azotea. Ser hada, tlacuache, mariachi y ropavejero no es oficio fácil. Ahora dormirá en el suelo, si lo consigue; contará historias nuevas al joven colchón, contará ovejas, cantará las del José Alfredo y mirará tu apacible sueño por mí.